lunes, 3 de septiembre de 2007

Buscar la belleza I


Angelo se da cuenta de que su madre, cuando le habla de cerca, tiene un  pobre aliento de fiebre, la respiración fatigada. Piensa de nuevo que se ha matado a trabajar. Quisiera preguntárselo, pero ¿cómo hacerlo? El chico se siente intimidado a cada impulso afectivo. Teme las expresiones de su amor puesto al desnudo. Su propia ternura le atemoriza, sus impulsos amorosos se extinguen apenas nacen, las palabras afectuosas mueren en sus labios. Siempre ha temblado ante las burlas de su padre o ante su incredulidad.

Angelo. Luchino Visconti. Traducción de José Ramón Monreal. Ediciones B.





Muerte en Venecia. Dirección de Luchino Visconti (1971).

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15 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bueno encontrarse por aquí al bueno de Thomas Mann, y sobre todo al amigo Visconti! Si algún director podía captar la extremada sensibilidad de la obra, ese era Visconti: los pequeños detalles de vestuario y ambientación, pero sobre todo las miradas y los silencios, y en esta película en especial, las bocas.
Besos

Homeronica dijo...

Clásico film de un gran director también clasico. La miré cuando era un jovencito. Gracias por recordármela. Un beso. H.

entrenomadas dijo...

Tengo una amiga que estudia cine y adora a Visconti. Esta todo el día que el Visconti aquí y allá. Antes de las vacaciones la acompañé a ver un piso para alquilar. Una casa antigua, de grandes ventanales. A mitad de la visita me preguntó al oído. ¿Qué te parece el piso? Me gusta, le dije. Me miro muy detenidamente y me soltó, es un piso estupendo, es un piso Viscontiano. No ves que parece de un decorado.
Tuve que aguantarme la risa. Un piso viscotiano!!!
Quedo en alquilarlo si le bajaban un poco los gastos de no sé que.
Tu post me ha recordado esto. Perdón por divagar.

kisses

இலை Bohemia இலை dijo...

wow, pedazo de clásico...

PD: Gracias por tu apoyo en mi blog, se agredece mucho tus palabras.

Entre mareas dijo...

Ví esta película hace años, me gustó mucho, pero no recordaba lo bien ambientada que está.

Un abrazo.

Eryx Bronte dijo...

Parece que Venecia tiene su tirón, la pelicula es muy hermosa, más que la novela que me aburrio.
Besos.

Anónimo dijo...

Señorita Lucía, acabo de llegar de Venecia!

Rouge

Lucía dijo...

Yo también prefiero la película al libro.
Entrenómadas, no hubiese importado ver ese piso Viscontiano !.
Señorita Rouge ¡cómo la envidio! La veo en el Gran Canal mecida por el suave oleaje mientras un fornido gondolero de ojos azules y rizados cabellos dorados interpreta con afinado tono "Oh! sole mio!".

Fernando dijo...

Querida Lucía...he puesto en el blog de Antón un poema sobre una experiencia en Venecia...

Veo en la noche un relámpago,
el estallido de un látigo
que me arrastra hasta Venecia,
y tú estás allí,
cuando la ciudad del mar
sólo era lluvia,
inmensa y torrencial.
Era un verano eterno
estar contigo, entregado
al húmedo destino de querernos.
Desnudos en aquel viejo ático de hotel,
tú, me secabas ensimismada el pelo,
mientras a través de la ventana
la noche se hacía cómplice
y nos dejábamos llevar
por la suave pendiente del deseo.

espero te guste...besos

Denise Makedonski dijo...

Mi querida amiga; he leído el libro y visto la película, y las dos obras me parecen de lo mejor...Cada uno tiene su feeling, pero déjame decirte que la imágen en esa película es increíble, cada escena parece una pintura...Buena elección..Gracias por tu linda visita a mi blog..Besitos..Denise

JUANAN URKIJO dijo...

Estos recordatorios le sientan bien a uno. La película me encantó en su día (la vi en una época geológica no muy lejana) y con el libro de Mann tengo contraída una deuda: Lo leí excesivamente pronto, incluso antes de ver la peli, y creo que no me aprovechó la lectura, a partir de lo cual lo tendré que releer... en ésta o futuras vidas.

Besos, Lucía.

El Doctor dijo...

Me gusta tanto la novela como la película.Un Thomas Mann tan crepuscular como Visconti.Es una lástima que no pudiera realizar su largo sueño acariciado que fué en llevar a la pantalla En busca del tiempo perdido,otro crepuscular.Visconti fué el gran director de la conciencia de un tiempo que toca ya su final,como lo fué Sam Peckinpah con el viejo oeste.
Besos.

fgiucich dijo...

Una película inolvidable. Tuve oportunidad de ver la versión operística, también. Abrazos.

MK dijo...

Se me quedó clavada la imagen de Dirk Bogarde intentando huir de una ya irreversible enfermedad.Asustado ante su inevitable decadencia y vejez.Esperanzado ante la juventud y belleza del joven Tatzio.
Escena cruel , en la que el barbieri , lo maquilla y rejuvenece .Y cuando frente al objeto de su deseo se desmorona ...
Visconti supo expresarlo tan bien , porqué quizás el mismo convocaba a modo de exorcismo sus propios fantasmas.

Francisco Méndez S. dijo...

¡algo muy díficil de hacer! Una gran adaptación cinematográfica de una gran libro. Visconti lo logró.