El misterio de Mangiabarche, de Massimo Carlotto

Después de solucionar con grave riesgo para sus vidas el caso de "La verdad del Caimán",  Beniamino y el Caimán se ven obligados a huir de Padua y esconderse en Córcega donde el viejo Rossini conocía a un contrabandista que le debía un favor. Después de varios meses de tedio el Caimán decide volver a Italia, más concretamente a Cerdeña, donde le esperan unos clientes que habían solicitado sus servicios mientras él estaba aún en Padua.
Los clientes eran tres abogados, de entre cincuenta y sesenta años que, acusados de homicidio y tráfico de drogas, habían pasado dos años en la cárcel hasta que pudieron demostrar que eran inocentes.
Las tareas del Caimán son tres: la primera es descubrir si el hombre que supuestamente habían matado sigue vivo, pues hay indicios de que es así; la segunda, el motivo por el cual fueron implicados en la investigación de ese homicidio; y en tercer lugar, quién les hizo tamaña jugarreta.
Las pesquisas llevan al Caimán y a Beniamino a descubrir que en el caso está implicado personal de una base de la OTAN, un ex agente del Servicio Central de protección de "arrepentidos", un ex oficial de lo servicios secretos franceses... todos conforman una banda con estructura cinematográfica basada en la película "Napoleón" del director Abel Gance, en la que cada uno toma como alias el nombre de un actor.
Y lo más importante de todo, el Caimán se enamora como un colegial de una rubia explosiva.

-Según tú, Maurizio, ¿qué música escuchaba Chandler mientras escribía allá por el treinta y nueve El sueño eterno?
-Jazz, Caimán. Buen jazz negro para sus oídos de blanco... En aquellos tiempos funcionaba así...
-Entonces dame un consejo: tengo que regalar un disco a un tipo, algo que tenga que ver con México, muerte, nostalgia, padres, hijos...
-Muy fácil. Tijuana Moods de Charles Mingus. A Charles le gustaba México. Murió allí en el setenta y nueve. En Cuernavaca para más detalles. Es el disco apropiado... Pero no entiendo...
-Es una larga historia, Maurizio, ya te la contaré en otra ocasión... Digamos que he conocido a un cliente que me ha comparado con Marlowe y no hay nada que me cabree más que eso.
-Bueno Caimán, mejor que te tomen por un caballero errante de la modernidad, que por un ex músico de blues enloquecido y bebido que hace de investigador porque se le fue la olla en la cárcel.

Tags: Novela Negra, Massimo Carlotto, Caimán, Música, Charles Mingus
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