Cuando salí de casa hacía un sol resplandeciente, un día de primavera comme il faut, para darse a la molicie más absoluta, pero una es muy responsable, antes de nada me dispuse a santificar la fiesta y fui de librería en librería, entregada al único objetivo de dejar exhausta la visa; no era un día para leer, sino para gastarse la pasta en unos libros, la perfecta conciliación de la vida familiar, consumición compulsiva y cultivo del espíritu. Y que mejor que un luminoso día para encerrarse en una librería de viejo, con ese olor dulzón a moho, mancharse los dedos con las hojas pegajosas de los libros de segunda mano, y además, por muy poco dinero, llevar para casita unos cuantos libros, postales, carteles, revistas y no sé cuantas cosas más que tampoco sé donde guardar, ni por supuesto a qué temperatura.
Uno de los libros que compré ayer fue este del poeta Juan Gelman: "de palabra" (sic). Se da la coincidencia que hace unos días nombraba a este poeta a propósito de un post sobre Oliverio Girondo.
Uno de los libros que compré ayer fue este del poeta Juan Gelman: "de palabra" (sic). Se da la coincidencia que hace unos días nombraba a este poeta a propósito de un post sobre Oliverio Girondo.
Volumen 310 de la Colección Visor de Poesía.
Poema XIII
Desconsoladamente.
Des
con sol,
hada,
mente.Bajo la lluvia ajena. (Notas al pie de una derrota). (Roma, mayo de 1980).
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2 comentarios:
Lucía, te reto a escribir algo sobre el olor de los libros: los nuevos, los viejos, los que prestamos y nunca nos devolvieron...
La poesía como detective de las palabras, encontrando verdades y relaciones ocultas. Un blog muy interesante.
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