domingo, 8 de abril de 2007

CALLEJÓN FLESHMARKET, de Ian Rankin

El comienzo de “Callejón Fleshmarket” no presagia nada bueno: el Departamento de Investigación Criminal ha sido suprimido, la comisaría de St. Leonard está cerrada para su reorganización y los policías han sido desplazados a otras comisarías. John Rebus y Siobhan Clarke están ahora en la tranquila comisaría de Gayfield Square. A Rebus ni siquiera le han asignado mesa, lo que parece querer decir: “no hay sitio para ti y ha llegado la hora de que lo dejes”. Sin mesa, sin ordenador y sin teléfono, ¿pero para qué necesita Rebus todos esos artilugios?

La aparición de un muerto en una barriada de los suburbios de Edimburgo que resulta ser un refugiado sin papeles, y el descubrimiento de dos esqueletos enterrados en el sótano de un pub en el Callejón Fleshmarket, dan pie a Ian Rankin para hacer una descarnada crítica del racismo y del sistema de acogida a los refugiados en Escocia, que son internados en centros de detención muy parecidos a cárceles y de cuya gestión se encargan empresas privadas. Durante la investigación Rebus conoce una activista que lucha por el cierre de estos centros de detención y se siente atraído hacia ella. Mientras, la sargento Clarke intenta ayudar a los padres de una joven desaparecida cuya hermana fue violada hace unos años. El violador, que había detenido Siobhan en su momento, ya ha salido de la cárcel. La trama arrolladora y cómo todo se va relacionando, dejando al descubierto la codicia, el racismo, la desconfianza y la violencia de la que somos capaces, no deja indiferente al lector.

Como ya comenté hace unos días este parece ser el principio del fin. Según he leído en los periódicos “Scotsman” y “The New York Times” parece ser que Ian Rankin está un poco cansado y ha decidido tomarse un respiro. Después de 24 libros (18 dedicados a Rebus) publicados en 20 años se lo tiene bien merecido.

Su último libro editado en inglés “The naming of the dead”, por el que ha obtenido el “British Book Award” de 2007, ya deja claro que a Rebus le queda un año para retirarse, y el borrador de la próxima novela que aún no tiene título será la última. Nos queda la esperanza de que Siobhan tome el relevo y Rebus se pase a la investigación privada. Ya veremos. De momento el Sr. Rankin no piensa en ello. Ahora está muy ilusionado con otros proyectos: va a hacer un cómic, escribir una ópera, pasear por Edimburgo, comer, beber…Y saborear los dos premios que le han otorgado en lo que va de año: el “British Book Award” y el “Edinburg Award”, premio creado este año para honrar el trabajo de un destacado ciudadano de Edimburgo.

Una sonrisa para terminar:

“Rebus llevaba una bolsa en la mano derecha con una botella de whisky de veinte libras y no estaba dispuesto a estampársela en la cabeza si no era estrictamente necesario. Sin saber por qué pensó en un chiste de Chic Murray: un hombre cae al suelo con una botella en el bolsillo, siente algo húmedo, se palpa y exclama: “¡Gracias a Dios que es sangre!”.

Para saber más sobre refugiados.

Artículos de The Scotsman y de The New York Times.

6 comentarios:

Noemí Pastor dijo...

Una de las cosas que más me gusta de la novela es que pone en evidencia lo racistas e hipocritillas que somos. También Markaris anda preocupado por el racismo en Grecia.

Lucía dijo...

Además de pasar un buen rato leyendo esta novela te hace reflexionar sobre lo racistas,egoistas y poco solidarios que podemos ser.

Denise Makedonski dijo...

No he leído sus novelas pero gracias por el dato voy a buscarlas..Me suena bien y bueno racismo hay por doquier, hasta en países pluri-raciales como el mío..se puede ceer?..Creo que es un mal que ya deberíamos erradicar...Besitos cariñosos..Chauuu!!Denise

Tesa Medina dijo...

No suelo leer novela negra, con excepción de Mankell, por lo desconocida que es para mí la sociedad sueca. Pero en casa hay varias novelas de Rankin, a mi chico le gustan mucho, y después de tu comentario puede que me anime a leer alguna de ellas. Esta misma, parece interesante. Además, tampoco sé mucho de los escoceses.

Aunque entiendo que el escritor quiera jubilar al personaje y emprender nuevas aventuras.

Un abrazo, Lucía.

Naty dijo...

De este autor, nada he leído, pero anotado está desde ya en los pendientes imprescindibles... Graciaa por presentarme a Denise, un inmenso placer (otra que se zambulle, descubriendo que puede nadar ;)... Un beso (me encantó la sonrisa para firnalizar :)

entrenomadas dijo...

En unos días me lo compro. Me han entrado unas ganas enormes de leerlo.
Besos y gracias