jueves, 24 de septiembre de 2009

Divina providencia, de Valérie Tong Cuong

Este es uno de esos libros elegidos al azar durante uno de mis paseos por la biblioteca pública, un día de esos en que decido que no me voy a llevar novela negra pero que no sé exactamente qué libro tengo que escoger, por lo que me dejo llevar y el primero que llama mi atención y me convence medianamente se viene conmigo. Azar, casualidad o divina providencia intervienen en este proceso, como igualmente intervienen en la trama de esta novela de la francesa Valérie Tong Cuong, con cuatro personajes principales a los que el mismo día les sucede algo inesperado que cambiará el curso de sus vidas.

Marylou, abnegada madre y secretaria, se dirige en taxi a la oficina. Un atasco de mil demonios va conseguir que llegue tarde al trabajo y que tenga que soportar una vez más los insultos y desprecios de su jefe. Pero Marylou es una mujer con recursos, rápidamente abandona el taxi y corriendo se mete en la primera boca de metro que encuentra, coge el metro por los pelos, se sienta y calcula que con todas las paradas del trayecto aún llega a tiempo. Alivio. Por lo menos momentáneamente, hasta que el vagón se detiene y alguien anuncia por la megafonía que el servicio queda interrumpido hasta nuevo aviso.

Prudence es hermosa, inteligente y ha alcanzado el éxito profesional, es socia de un famoso bufete de abogados, sin embargo vive acomplejada por el color de su piel. Hoy es su día, casualmente su jefa se ha puesto enferma y encomienda a Prudence que haga ella la presentación del caso más importante del despacho. El cliente no queda satisfecho y por segunda vez en el mismo día a Prudence le dan ganas de dimitir.

A Albert le queda ya poco tiempo de vida, tiene setenta y ocho años y recientemente le han diagnosticado una metástasis. Ese día tiene cita con el notario para formalizar su testamento, se lo deja todo a su hermana, su cuñado y su sobrino, a pesar de que nunca se ha llevado bien con ninguno de ellos este será su último acto de generosidad dedicado a la memoria de su madre. A las puertas de la oficina del notario Albert escucha casualmente la conversación entre sus herederos, el corazón le da un vuelco y de repente toda su vida y sus relaciones familiares cobran sentido para él.

Tom, productor de cine y profesor en la facultad, está perdidamente enamorado de Libby, ella es una déspota, pero es tan hermosa y tan brillante, y el amor es tan ciego… Nada más comenzar el trayecto en bicicleta hacia la facultad sufre un accidente que le obliga a regresar a casa de su amada, entonces el velo que le nubla el sentido caerá sin piedad.

Divina providencia es un divertimento, una novela corta para pasar un tarde entretenida, no esperéis florituras ni frases para subrayar. Recomendable para los amantes de los finales felices y un poco peliculeros.

VALÉRIE TONG CUONG. Divina Providencia. Traducción de Teresa Clavel Lledó. Ediciones Salamandra, 2009.

 

15 comentarios:

Dante Bertini dijo...

¡Compro!
o pido en préstamo...

Noemí Pastor dijo...

Qué casualidad. Mi blogbrother JV también habla de este libro en su último post. Mira: http://seleccionesmqp.blogspot.com/2009/09/divina-providencia-con-final-feliz.html

39escalones dijo...

Para una novela coral, al estilo Altman. Suena interesante, pero no puedo prometerte buscarla...
Abrazos.

SONIA FIDES dijo...

apuntado queda. A ver si lo compro mañana.

Besos, besos.

Santy Trombone dijo...

Pues parece muy atractivo todo, lo buscaré en la biblioteca... yo también soy muy aficionado a la divina providencia... siempre que me dejo llevar por ese instinto caen en mis manos las cosas más interesantes e inesperadas...

fgiucich dijo...

Gracias por la recomendación. Abrazos.

Lucía dijo...

Dante, te lo prestaba de buena gana pero ya lo devolví a la biblioteca.

Noemí, ya solo te queda leer el libro.

Alfredo, Altman es más intenso pero con Divina Providencia seguro que pasas un buen rato.

Sonia, anímate, seguro que te gusta. Hay alguna cosilla pillada por los pelos, pero al final te queda una sonrisa.

Calamarín, a mi también me va bien dejarme llevar por el azar, hasta ahora todos los libros que he leído por casualidad me han gustado.

Fgiucich, siempre a su servicio.

Besos.

Elena dijo...

Me ha llamado mucho la atención el argumento. La buscaré por aquí, se agradece siempre este tipo de lecturas.

Un abrazo

Fernando García Pañeda dijo...

La providencia, o el azar, o como se quiera llamar, es una de las cosas más ambiguamente interesantes de la vida.
Tomo nota, me interesa.
Un abrazo.

Lucía dijo...

Elena espero que te guste porque es una de las pocas veces que reseño un libro que no es novela negra y no me gustaría meter la pata.

Fernando el azar o lo que sea a veces provoca anécdotas dignas de una película, como en el libro que parece una peli para pasar un domingo lluvioso.

Besos.

Alfredo dijo...

La bendita casualidad. Cuántas cosas nos encontramos de formas totalmente inesperadas para nuestro placer, unas veces, y otras para menos.

Un abrazo!!

Raúl dijo...

El azar, a la hora de elegir lectura, suele ser un buen compañero.
Buena reseña.

MK dijo...

¿Recomendable para los amantes de los finales felices y un poco peliculeros?.
Allá voy!!
Septiembre ,no! ya Octubre!.
Se imponen finales felices que alimenten sueños invernales cálidos.
Espero más recomendaciones .Besos !

HLO dijo...

El título será irónico, supongo. O cree en una potencia divina que arregla los negocios minúsculos de los humanos....

Lucía dijo...

Alfredo, sigue atento a la pantalla el azar conseguirá que te dé una sorpresa en breve (o eso espero).

Raúl, viniendo de un ilustre escritor como tú ese piropo ha hecho que me ponga presumir como un pavo real.

MK, sube la moral, te lo aseguro.

HLO, supongo que sí, que se trata de una ironía.

Un abrazo.