sábado, 18 de abril de 2009

Wilfred Owen

Un buen día, estando en el trabajo, aplicada muy profesionalmente en mis quehaceres, apareció por allí un chico al que hacía veinte años que no veía. Él me reconoció inmediatamente, yo tarde tres segundos en reaccionar, pero no había duda, era él. Los abrazos, los besos, los ¡estás como siempre!, ¡no has cambiado nada!, no se hicieron esperar. Después me presentó a su esposa, que estaba tan sorprendida como nosotros con tanto jolgorio y le explicó que allá por la década de los años 80 habíamos coincidido en un viaje que organizaba una academia de inglés de nuestra ciudad para estudiar durante un mes en un pueblecito cercano a Liverpool, y que después de haber sido compañeros de clase y de aventuras durante ese verano ya no nos volvimos a ver más.

Dos o tres días después del reencuentro comencé la lectura de Secretas Injusticias. Su autor, Xavier Hanotte, es el traductor al francés de la obra del poeta inglés Wilfred Owen, y el protagonista de su libro, el inspector Dussert, también es en la ficción el traductor de Owen. Tanto ver traductores del poeta por todos lados me picó la curiosidad y decidí informarme sobre el bueno de Owen.

El resultado de mi visita a la Wikipedia fue, más o menos, este:

Wilfred Edward Salter Owen (18 de marzo de 1893 - 4 de noviembre de 1918) .

Se puede decir que Owen es el más famoso de los poetas de guerra ingleses. Nacido en Oswestry, Shropshire, de ancestros ingleses y galeses. En 1915 ingresó al ejército, pero después de algunas experiencias traumáticas, se diagnosticó que sufría de trastorno de estrés postraumático y fue enviado al Hospital de Guerra Craiglockhart de Edimburgo. Ahí conoció a otro poeta, Siegfried Sassoon, quien le dio ánimos y lo ayudó con problemas estilísticos; como resultado, la poesía de Owen habría de ser más aclamada que la de su mentor.

En 1918 volvió al servicio activo en Francia. Cayó abatido durante el cruce del canal Sambre-Oise apenas una semana antes del fin de la guerra. Su madre recibió el telegrama que le informaba de la muerte de Owen el Día del Armisticio.

Sólo tres de sus poemas habían sido publicados antes de su muerte. Sassoon, junto con Edith Sitwell, ayudó posteriormente a garantizar la publicación de la colección entera.

Entre las obras más conocidas de Owen figuran "Anthem for Doomed Youth" (Himno a la juventud condenada), "Dulce Et Decorum Est" (Dulce y honroso es) y "The Parable of the old man and the young" (La parábola del viejo y el joven). Algunos de sus poemas ocupan un lugar destacado en el Réquiem de Guerra del compositor Benjamin Britten.

Hasta ahí todo normal, después entré en la página de El Poder de la palabra y leí lo siguiente:

Después de la muerte de su abuelo en 1897 la familia se mudó a Birkenhead (Merseyside). Su educación comenzó en el Instituto Birkenhead…

¡No puede ser!, grité. Y no era para menos: en el instituto de Birkenhead, además del poeta también estudió la actriz Glenda Jackson, y como no, mi antiguo compañero y una servidora; aunque he de reconocer que lo de estudiar es un decir, porque yo estaba más preocupada en preparar mis visitas vespertinas a la cercana Liverpool que en prestarle la debida atención al profesor. Entonces me pregunté qué era lo que me había impulsado a elegir aquel libro de entre todos los que había en la estantería, el libro que me había conducido a Owen y de Owen a Birkenhead, hasta cerrar el círculo con mi amigo reencontrado.

 

Asi, cual secretas injusticias, se marcharon.
No eran de los nuestros:
nunca supimos qué frente les aguardaba.

WILFRED OWEN. Adioses.

 

Primera fotografía: MARC RIBOUD. Museo del Prado, Madrid, 1988. Pueden visitar la exposición L’instinct de l’instant hasta el 26 de julio, en el Musée de la Vie Romantique. Paris.

Fotografía de Wilfred Owen tomada de Blue Hydrangeas.

Poema de Wilfred Owen tomado de Secretas injusticias. Xavier Hanotte. Traducción de Ascensión Cuesta. Editorial Funambulista. Madrid, 2008.

19 comentarios:

Fernando dijo...

los caminos de las casualidades son pura magia...besos.

Ricardo Guadalupe dijo...

Es una señal, no te quepa duda. Investígala, ese es mi consejo. A menudo se nos cruzan en el camino y no nos damos cuenta, tú te has dado cuenta. Pero para que una señal sea realmente efectiva hay que seguirla. Siempre traen algo bueno. Ya nos contarás.
Un beso fuerte, extraordinaria historia.

El camino perdido dijo...

Una anécdota digna de un buen guión. Deberías plantearte hacer una novela con ello, quién sabe.

Saludos ;)

Insumisa dijo...

No hay casualidades, dicen, sino causalidades. Es delicioso reencontrar gente que te fue importante y a la que dejaste de ver, pero seguiste queriendo igual.

Besitos

Lucía dijo...

Sí Fernando, fue algo increible.

Ricardo, ojalá sea una señal de que me va a tocar un viaje a Liverpool.


Camino Perdido, te veo muy optimista, vamos a dejarlo en un microrelato.

Piel de Letras, seguro que hay una explicación razonable para este reencuentro pero todavía no la he descubierto.

Besos.

entrenomadas dijo...

No creo en las casualidades. Esto es mucho más que eso.
Me parece una extraordinaria historia.
Síguela, síguela.
Un beso expectante...


Marta

Gwynette dijo...

Que cosas!..quién desde arriba, aburrido, estará moviendo los hilos?
Muy curioso!..y quizás no acabe aqui...

Besitos

samuel dijo...

las casualidades son increíbles, si yo contara alguna... tal día dar con tal libro que te toca en tal punto... y no te lo puedes creer, parece hecho a propósito... pero si la casualidad es agradable, a disfrutarla... un abrazo

Luisamiñana dijo...

El azar es un misterio, desde luego. A veces, entre los millones y millones de posibilidades de acaeceres, aparece esa concatenación que nos deja estupefactos. No sé como se hila una casualidad con otra. O si no se hila, si sólo es un mar que tan pronto aleja como acerca las cosas que nos atañen. Pero siempre, siempre, hay un signo, un guiño: si tiene que regresar, lo hará. Déjate llevar.
La historia de Owen me ha gustado e interesado mucho, sí señora.
Besos

39escalones dijo...

Estoy aprendiendo a marchas forzadas que los caminos del azar son inescrutables. Una vez más, la realidad supera a Auster.
Abrazos.

Anónimo dijo...

...te impulsó el "impulso cogelibros". Al final posiblemente tenga razón Anthony Blake: "Todo ha sido producto de su imaginación". No le den más vueltas, no tiene sentido"

Tengo que estudiar varios temas sobre azar, estadística y causalidad. Pero eso tampoco viene al caso.

La primera foto es encantadora, como es habitual.

Esti dijo...

Me encantan las casualidades que se abren y se cierran en un círculo...

EvitaBlu dijo...

¡La primera foto es muy buena!

Personalmente estas cosas me ponen los pelos como escarpias y me quedo pensando en ello durante mucho tiempo, supongo que a tí te pasa lo mismo. ¿Crees en las señales? ellas te conduciran...¡cuéntanos si hay noticias!

Besos de intriga

Noemí Pastor dijo...

Hermosa casualidad literaria. Las casualidades literarias son las mejores.

Fernando García Pañeda dijo...

La vida, querida Lucía, la vida sin más, con sus redes de sueño y azar. Cuanto más pasa el tiempo, más casualidades me encuentro en mi vida y en las de quienes me rodean. El contrapunto necesario de irracionalidad y misterio.
Hermoso.

Tesa Medina dijo...

Deliosa la fotografía, así como el post lleno de casualidades y de erudición. Me descubres al poeta y al fotógrafo y un poco de tu vida.

Sigo por aquí disfrutando.

Besos, Lucía.

Raúl dijo...

Si no sabes la respuesta, dejémoslo entonces en que la literatura es solamente un capricho; como dijo el poeta.

Elena dijo...

Es una historia sorprendente, de esas casualidades que nos hacen pensar si esconden o no algún significado oculto. Y como ya han dicho por ahí un comienzo genial para una novela o un relato.

Un abrazo Lucía

El Doctor dijo...

Bueno son estas cosas las que hacen de que la vida sea,de vez en cuando,interesante.Debemos de estar un poco alertas,porque existen milagros que pasan por delante de nuestras narices y no los vemos.Pero tampoco hay que estar buscándolos como un Indiana Jones,porque entonces son ellos los que se alejan de nosotros.

Besos y un fuerte abrazo.