miércoles, 4 de junio de 2008

The Blues



Jazz-Hot, n.º 17. Noviembre de 1947

EL JAZZ Y SUS GESTAS

Fue una experiencia bastante curiosa el asistir recientemente, en un cineclub de barrio, a la proyección sucesiva de Jammin' the Blues, un cortometraje del fotógrafo americano Gjon Mili, dedicado a una jamsession de músicos negros, y Swing Romance, birria pastosa donde un Fred Astaire trompetista conquista el corazón de su bella llegando a hacerse contratar en la gran orquesta de Artie Shaw.

Lo que era interesante observar, es el público. Un público popular, más bien joven y que venía sobre todo por los escasos dibujos animados que componían la primera mitad del programa.

Es del todo evidente que, a priori, el público contaba con divertirse mucho durante la proyección de la película de Mili. Pensad, un film con nada más que negros. Los negros, son una especie de payasos, y esta manía que tienen de soplar en instrumentos ruidosos con muecas. En resumen, el público se regocijaba de antemano, y hay que decir que hizo  loables esfuerzos para continuar regocijándose. Pero pese a que los primeros planos de la cantante hubiesen hecho soplar un viento de satisfacción sobre el público por fin alegre (pensad, pues, además, cantaba en inglés americano) no era eso. Qué queréis, uno tiene derecho a esperar algo mejor de individuos que son tan poco diferentes a los simios.

No tengo necesidad de volveros a hablar sobre la perfección de Jammin' the blues. Todos los que lo habéis visto tenéis aún en el ojo la subida lenta de un humo gris de cigarrillo delante de un fondo negro, la figura tranquila y serena de Illinois Jacquet, comenzando a tocar el blues, las fulguraciones chapadas sobre la pantalla de la trompeta y del saxo que se multiplicaban de un golpe, y la maravillosa simplicidad, el natural tan perfecto de esas máscaras negras esculpidas en plena sombra por la virtud de las iluminaciones oblicuas de Gjon Mili. No necesito describiros a esos danzantes, desdoblando el tempo de un fragmento rápido, y cuyas sombras vivían sobre un fondo claro esta vez, ni esta música -nuestra vida misma.

Pero, es esta extraña espera del público lo que me pareció curiosa, ese deseo de interpretación cómica del menor de sus gestos, porque eran negros; por tanto, payasos o simios.

Hugo Hachebuisson


BORIS VIAN. Escritos sobre jazz. Ediciones Grech (1984).

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17 comentarios:

Mª Ángeles Díaz dijo...

Precioso documento, Lucia. La música de jazz tiene algo de melancolía pero también mucho de espíritu de libertad. El hecho de que sea improvisada y por tanto siempre innovadora, y que necesariamente precise de un clima especial para que pueda interpretarse, hace que estas melodías entren muy profundo en las fibras.
Reproducir el latir de un corazón o la música de las esferas, es sólo cuestión de proporciones.
Un abrazo y seguimos en contacto.

Andrea Podesta dijo...

Ajam, esta musica es melancolica pero con aires de libertad, no toda la gente esta porosa para recibir las notas escondidas que tu corazón percibe, no te preocupes, solo disfrutalas, cada uno encuentra lo que quiere donde quiere, o aquello para lo que fue entrenado....

Unknown dijo...

El jazz tiene algo que lo conecta directamente con nuestras más primitivas reacciones. No se puede filtrar. El mecanismo salta solo.

Esti dijo...

El documento impresiona. Afortunadamente, el blues, el jazz ya forman parte de nuestra cultura emocional.

39escalones dijo...

Hoy te has superado. Excepcional corto, estupendo texto.
El corto demuestra que los afamados "musicales" recientes (léase, Wenders, Trueba, Saura, por ejemplo) tienen antecedentes de igual o superior calidad.
Un abrazo

Noemí Pastor dijo...

Un lujazo que nos traigas cosas como ésta a nuestras pantallas.

entrenomadas dijo...

Menudo documental. La competencia para la 2 de televisión. Y sin cortes ni nada que te moleste.

Una maravilla.

Besos,

Marta

comopompasdejabon dijo...

¡Boris Vian es fantástico!, recordemos que un día se imagino ser un negro de piel blanca.¡Genial! :)
Me encanto el texto y la canción preciosa, tiene esa sensual y perezosa tristeza felina, como los gatos, no "domesticable" en el sentido de Le Petit Prince, pero que siempre viene a confraternizarse ronroneando a nuestro lado, con nuestra desesperanza.
Ah no señorita Lucia, las metáforas no se explican ¿no es así? ;)

Una gran entrada Lucia, que pasen buen fin de semana.

comopompasdejabon dijo...

ja ja,ja no seas mala Lucia, ya lo entendiste yo al menos ya te lo he dicho ;)
Besos, reitero: ¡Buen finde!

Miss Missing dijo...

Qué pena que desde el trabajo no puedo verlo, lo pongo en pendiente sin duda. Ahora estoy redescubriendo a Billie y las big bands. Besos guapa.

Anónimo dijo...

Y lo hacen parecer tan fácil: cómo tocan, cómo bailan, qué voz, qué peinado más raro. Muy bueno.
Mira lo que hoy me voy a perder: http://www.youtube.com/watch?v=vIlIfdqxdV8
Bua!

un abrazo bien grande,

El Doctor dijo...

¡Magnífico!¡Magnífico! Lester Young con su sombrero y su cigarrillo entre los dedos.Genial.
Por cierto Lucía,llevo buscando Escritos sobre jazz del gran Boris vian y no lo he encontrado nunca.Sé que se publicó en dos tomos en edición de bolsillo.Ay,me gustaría tanto tenerlos.Quizá por Internet,no lo se.
Me repito;un post de esos que con el tiempo se vuelve a él.

Besos y un fuerte abrazo.

Gwynette dijo...

Vaya jam-sesion, niña ! O_O


Hoy estoy un poco espesa..esto lo escribió Boris Vian?..me he quedado bastante alucinada !! :-(

Besos

Tesa Medina dijo...

Muy bueno el texto.

Y el clip, ni te cuento. Adoro la música negra desde que tengo uso de razón. En mi casa lo recopilatorios de Jazz y blues se ponen en fila para ser escuchados una y otra vez.

Si puedes, me gustaría mucho tener este vídeo y no sé como conseguirlo, soy un poco torpe con la multimedia.

Si me lo envías por e-mail te lo agradecería un montón.

Besos, Lucía.

Maya dijo...

Quien no lo ha visto, no tiene idea de los inicios de la música madre. El texto de primera. Pero esas entonaciones y el sonido caracerístico del genero en la época en que fue grabado es un regalo para los melómanos.

Siempre brindándonos lo mejor de lo mejor, Lucia.

Maya

Anónimo dijo...

Precioso vídeo! Muchas gracias por la visita a mi blog y por el comentario. Un saludo!

Fernando García Pañeda dijo...

Juego con el jazz como los niños con los cuentos y las canciones. Hay todo un universo por detrás del que desconozco casi todo, pero lo que consigue es conmoverme o entretenerme mientras me voy enriqueciendo poco a poco. O eso creo.
Impresionante, Lucía.
Un beso.