Estos cafés, centros revolucionarios o lugar de tertulias literarias y artísticas, proliferaron por toda la Europa dieciochesca y la América insurgente, aunque nacen, como es lógico, en tierras árabes primero y luego, con un concepto más actual, en Constantinopla, hacia 1554, en tiempos del sultán Solimán II. A la antigua Bizancio llegan en dicho año dos comerciantes oriundos de Alepo, Hakim y Dejems, con ánimo de vender café al público, lo que hacen en una casa del barrio de Taktacalan, donde junto al hirviente café se fumaba la narguile. Estos primeros cafés de la historia se llamaban kahvev-kanes y eran considerados "escuela de sabiduría y de hombres cultos". Desde el principio serán centro de la actividad intelectual y política del mundo culto musulmán y lugar de intercambio de ideas con el cristianismo comercial y aventurero. De allí saldrán los hábitos y formas de consumir café, que posteriormente alimentarán los establecimientos europeos.
El libro del café. Carlos Delgado. Alianza Editorial (1997)
11 comentarios:
Me alegra ver tu cita sobre El libro del café,que por otro lado es estupéndo.¿Que te voy a decir, Lucía, sobre los cafés literarios?Los buenos rinconcitos han desaparecido para siempre.Por suerte nos queda París y algunos estupendos blogs,como por ejemplo,el tuyo.
Besos y un fuerte abrazo.
Un café puede ser lo mejor o lo peor. Lo mejor, en buena compañía, en un sitio agradable y un Jamaica Blue Mountain sin leche ni azúcar (por lo menos para mí). Lo peor, la cafetería del trabajo, un café infame, un ruido infernal.
Un saludo.
Muy buena intérprete esta Vanessa Rubin, y gracias también por la difusión de estas historias. Este es el camino de la alianza de las civilizaciones, que se conozcan.
Aprovecho para darle un consejo; si va a la República Checa, no pida Cava, porque sin dudarlo le servirán káva.
Cuántas cosas se han dicho, pensado o escrito en uno de estos cafés. Son los verdaderos templos del ser humano, sin duda.
Ya de paso, me recuerda Coffee & Cigarettes, la peli de Jim Jarmusch. Si no la has visto, te la recomiendo vivamente, sobre todo la escena de Alfred Molina y Steve Coogan y la de Iggy Pop y Tom Waits.
Besos.
qué agradable es saber algo más del café, además me estoy aficionando... y quizá tu blog sea a veces como un buen café, o un té selecto, o una de esas maravillosas infusiones que son la unión de delicadas esencias... Un abrazo.
caja de sorpresas, exquisito blog: tendré que seguir repitiéndolo?
vanessa rubin recupera lo mejor de las históricas cantantes negras de jazz...al fin una!
y esta canción me recuerda tanto "feeling"...
¿Qué otra cosa pueden surgir de aquellos cafés?
Ese video enamora. Al menos a los fetichistas como su seguro servidor.
Un beso.
Me ha parecido muy sensual la canción aparte de que me encantan las y los cantantes de color,un beso sensual tb!!Goroka.
Nadie como los arabes para la vida social....
min fadik, urredu Qahwa bin laban....
sukram
muy insinuante la canción y que decir de tu cita, realmente me incita
me voy a tomar algo
besos
Me pongo al día, y como siempre descubro de tu mano esas joyas que vas rescatando por ahí. Desde Fellini, un haiku, un toque de humor y esas hojas de papel tan bien aprovechadas.
Me quedo con este homenaje al café, soy muy cafetera y me encantan los viejos cafés, sobre todo los de París.
Mientras, saboreo mi café de media mañana con la voz de Vanessa Rubin.
Besos, Lucía.
Como 39escalones te recomiendo también esa película de Jarmush.
En cuanto a cafés y lugares de encuentro me remito al estribillo de esa canción de Gabinete Caligari...
"al calor del amor en un bar"...
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