sábado, 11 de agosto de 2007

La disputa de la novela policial


De vez en cuando visito el blog de Rodrigo Gurgel, ensayista y editor brasileño, y hoy leyendo algunos post que tenía atrasados leí este sobre una pequeña discusión que se ha iniciado en la red brasileña sobre novela policial.
Les ofrezco aquí el post de Rodrigo Gurgel en favor de la novela policial que a mi tanto me gusta. Los errores de traducción, como siempre, son míos, pido disculpas por ello.




La disputa de la novela policial

Hay un interesante diálogo circulando por la web, dedicado a la novela policial. Comenzó con Leandro Oliveira aportando los aspectos que él considera "débiles del género".
Después, Marco Polli, sin refutar los argumentos de Leandro, describió cuatro puntos, que según él, son características fuertes de este tipo de narrativa. A continuación, Olívia Maia recordó a Todorov y Alexandre Soares Silva ofreció una óptima cita de G. K. Chesterton.
Decidí entrar en la conversación por un solo motivo: la novela policial me ha concedido horas de gratificante lectura. Raymond Chandler, Dashiell Hammett, P. D. James y principalmente Georges Simenon convirtieron mis días más soportables; me hicieron ver facetas inesperadas de lo real y del ser humano, y me ofrecieron la oportunidad de estudiar cómo el autor puede resolver los problemas que él mismo expone -al optar por un determinado enredo, al constituir un personaje con estas o aquellas características, etc.-, sin desistir de la preocupación de adornar con su propia voz y su estilo, cuidando el lenguaje y la trama, en fin, construyendo un pequeño universo que se sustenta por si mismo.

En el texto que da inicio a la conversación Leandro apunta tres problemas:
1. "Son constituidas (las novelas policiales) a partir de un único pilar". ("Un misterio que hay que esclarecer")
2. "La tendencia de un mismo personaje a aparecer en una serie de libros".
3. "La gran mayoría de los libros policiales se centran en un único punto". ("A veces un personaje, otras un misterio").

En mi opinión, inicialmente, son necesarias dos ponderaciones. Primero, creo que los problemas no son siempre problemas. El hecho de que adquieran la forma de defecto o cualidad depende de las elecciones que el autor haga. Y, segundo, estos problemas pueden ser encontrados en cualquier tipo de novela. O sea, ninguno de los tres puntos está necesariamente circunscrito a la novela policial.

Veamos el primero. Hay decenas de autores que escriben sus historias partiendo de un único centro. Y no siempre fallan. Además, innumerables novelas restringen su trama a un único motivo conductor, y no por eso son menores o de mala calidad. No ofrecer subtramas no es siempre una señal de franqueza. Muchas de las novelas actuales, escritas en primera persona, abarcan un universo restringido; y el drama se desarrolla algunas veces, en la conciencia del narrador, en sus recuerdos o en lo que él imagina, abarcando un número pequeño de personajes y obligándolos a relacionarse principal o exclusivamente con el narrador.

En cuanto al segundo punto, hay autores que nunca escribirán una sola línea de género policial pero aún así, aunque no repitan los personajes sí repiten los mismos narradores. Saltas de un libro a otro y el narrador está allí, con otro nombre, con problemas diferentes, pero hablando del mismo asunto, utilizando las mismas pausas, prefiriendo los mismos verbos y enfocando los dramas con la misma psicología. En este caso realmente es un defecto. Pero en lo que se refiere a las novelas policiales la honestidad del autor en relación a sus lectores es ejemplar. Cuando coges un Simenon sabes que las oportunidades de encontrarse con el comisario Maigret son inmensas. Y el autor no intenta esconder esto, al contrario, en cada libro nos muestra como Maigret es un hombre de personalidad compleja, múltiple, que se repite en determinados aspectos -como todo ser humano se repite-, pero sin evitar sus dudas y angustias.

Finalmente, en lo que se refiere al hecho de que las novelas policiales se centren "en un único punto"; o sea, según Leandro se concentran o en lo criminal o en el detective; esta observación también es relativa. Los buenos escritores pueden optar por ese "único punto" y ofrecernos el mundo. Y otros, algunos incluso geniales, no nos ofrecen un fin específico y practican el extremo opuesto: una narrativa que se esparce en las direcciones más sorprendentes sin concluir nada -una opción que en manos inexpertas puede generar un fracaso colosal.

En fin, creo que los supuestos defectos expuestos por Leandro se convierten en cualidades en las manos de un buen escritor, produzca éste novela policial o no. O pueden ser defectos, sí, pero eso depende del género. Tal vez, si Leandro optase por mostrarnos algunos ejemplos concluiría que donde un autor erró, otro, al optar por la misma técnica narrativa, acertó de lleno.




Para finalizar, Rodrigo nos remite, con un enlace, al suplemento cultural Babelia de El País, en concreto al artículo Historias trepidantes en clave criminal.

Fotografía: Georges Simenon. Robert Doisneau. 1962.

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17 comentarios:

digo dijo...

Lucia, minha cara: obrigado por este seu gesto de amizade! Sem dúvida, o romance policial, muitas vezes considerado, erroneamente, como um gênero menor, merece o seu esforço, a sua dedicação de tradutora! Imenso abraço!

Lucía dijo...

Muito obrigada, Rodrigo. Foi um prazer. Gosto muito do teu blog.
Un abraço.

Miss Missing dijo...

Creo que eso que comentan que es "típico" de la novela policial (¿o policiaca? no lo sé) es lo que atrae a que tanta gente lea esos libros.

Coincido contigo en que George Simenon es uno de mis preferidos. También la Dama Inglesa Agatha Christie y Maurice LeBlanc con el más famoso ladrón de guante blanco, Lupin.

Un beso. :)

Unknown dijo...

A Maigret no acabo de cojerle el punto.
Prefieo a Marlowe, Fabio Montale o Carbalho.

Homeronica dijo...

Me pareció certero el post de Rodrigo Gurgel; traducido y ofrecido gentilmente por ti. Muy bueno Lucia. Creo que los recursos que se utilizan en las novelas policíacas no son exclusivas de ellas. Tampoco debería tener un fin forzado o predeterminado. Por aquello de "que no hay crimen perfecto si no, debilidades en la investigación". Otra cosa que comparto y me molesta de alguna forma es la novela policíaca de secuencia. El mismo personaje, la misma oficina, el mismo ambiente y las mismas historias contadas con maquillaje diferente. Un abrazo. H.

Hugo dijo...

Particularmente interesante para mi tu post, con la traducción del post de Rodrigo Gurgel, ya que soy aficionado a la novela policial y escribo algunas novelitas en mi blog, que ya has visitado.
No cabe duda que han nombrado a maestros en el género, pero quisiera agregar a dos que me marcaron, ya que los leí cuando todavía era un niño, pero sigo considerandolos excepcionales.
Ellos son Edgar Wallace, con su numerosa colección de novelas y Van Dine, el autor de los Crímenes Científicos.
Si te gusta el género policial y puedes conseguir algo de ellos, te darás cuenta que no tienen desperdicio.
Gracias por tu post y por visitarme.
Un beso

Anónimo dijo...

No soy experta en el género como para criticarlo o defenderlo, pero la exposición de Rodrigo me ha parecido muy bien elaborada, muy clara, y muy bien soportada en argumentos.

Un abrazo, Lucía

botas de agua dijo...

mis dos padres son fanáticos de la novela policíaca (además de otros géneros). pero parece que no heredé el gen... he leído algunos clásicos y algunos contemporáneos y disfruté mucho, no puedo decir que no, pero no es un género que suela leer o que busque en las librerías... solía decir, cuestión de edad ;) pero ya no me vale esa excusa. en cualquier caso, el artículo citado es francamente interesante. saludos lucía. (referente a mi último post, sí, acertaste: es sensual e incluso con x; pero preferí la sugerencia a la obviedad. besos)

Abel Granda dijo...

Buenos días Lucía, tampoco yo soy un asiduo de la novela policíaca, pero debo reconocer que he leído algunas muy buenas, y otras decepcionantes (curiosamente, las de Fernando Pessoa)
Le he dejado comentario en mi blog, en respuesta a su aporte, y le aseguro que nada más lejos de pretender que todas las mujeres sean iguales, o suponerles globales y aviesas intenciones. Para hacer las paces (como veo que lee Portugués), le reservo un libro de Jô Soares:
O xangô de Baker Street

Mandarina azul dijo...

He leído poca novela policíaca, Lucía, y es curioso, porque de adolescente disfruté mucho leyendo las andanzas de Maigret, a pesar de que fueran lecturas obligadas y en francés.
¿Qué te parece Henning Mankell? Está tan de moda... No sé, todavía no he leído nada suyo´, y eso que en mis estanterías hay más de cinco, y de diez, novelas suyas...

:)

Lucía dijo...

Muchas gracias a todos por vuestra visita. La novela negra o policial no está tan mal como algunos quieren hacernos creer ¿verdad?. He de añadir en su favor que hoy en día es la novela realista por antonomasia, denuncia y critica muchos de los problemas de la sociedad de su época; el personaje del detective o policía es un reflejo de la situación personal de muchos en la actualidad: soledad, dificultad en las relaciones personales y familiares, adicciones...
Todos los autores de los que me habláis los he leído y me gustan, en especial Henning Mankell, mi preferido junto con Ian Rankin.
Abrazos.

Anónimo dijo...

En general creo que para que un libro me guste, basta que esté bien escrito. No me importa ni creo, ni religión, ni nada de eso: para mi el mejor juez es el goce de leer.
Y no quiero decir que solo lea libros ligeros; por el contrario una vez veo de esta forma los libros, puedo leer con mayor facilidad cuestiones enrededas. Como el Finnegans Wake; o un poema que solo quiere ser leído en voz alta... antes que entendido.

saludos,

Anónimo dijo...

La novela policial, novela negra o como se quiera llamar es para mí un género de indiscutible importancia en la narrativa moderna. Y desde luego, básica para el mundo del cine, por ejemplo. Has retratado muy bien en el post, al igual que los compañeros en los comentarios por qué es así, pero a mí me parece, sobre todo, porque, como dijo creo que Chandler, levanta las alfombras para descubrir el polvo que hay debajo, husmea detrás de las puertas y escarba en la tierra removida. Es decir, se hace preguntas. No importa que tanto las preguntas como las respuestas sean inventadas por un autor. Importa el hecho en sí, el hábito de hacerse preguntas y de dudar de todo constantemente, aun cuando tengamos una respuesta probable. Quienes mantienen una sempiterna cruzada contra estas novelas no quieren que nos hagamos preguntas. Hacerse preguntas siempre es molesto, y a veces lleva al eterno cuestionamiento y a la subordinación. Como dice Marlowe: "yo era bastante bueno en eso".

Anónimo dijo...

Lucia, venho agradecer as dicas sobre a P.D. James. Abraços

Abel Granda dijo...

Buenos días Lucía, lo del libro de Jô Soares no era una sugerencia, sino una promesa de legado. Regalo los libros una vez leídos; me parece penoso verlos juntar polvo en las estanterías una vez disfrutados. Bien es verdad que hay autores, y/o títulos que indulto, y se quedan conmigo a esperar que alguien anónimo dos señale un último destino.
Ya me sugerirá Ud. la forma de hacérselo llegar

Lucía dijo...

Monsieur Lenguaraz, es usted muy amable y generoso, no sé como agradecérselo, pero no puedo aceptar su regalo, no soy merecedora de tal agasajo.
Un abrazo.

Abel Granda dijo...

¡Mardita desconfiansa!, ¡marditos roedore!. La excusa no me vale, pero no tengo más que aceptar su voluntad.