El dentista
El dentista es fanático de Mozart.
En el consultorio, la música en la casetera
es un universo continuo a la sordina.
El terror es desmentido con esa dignidad.
Simpatiza con sus pálidos pacientes
y mientras prepara aguja y jeringa
acompaña y confirma los acordes
con un silbido enamorado y creador:
él también compone su Mozart.
La anestesia acorrala el dolor
hasta la entraña del hueso
y cuando arranca la muela muerta, la música
parece oscurecer en un caos.
Pero el gusto a sangre en la boca
despide la podredumbre
y el oído se entrega
a la finalidad de un auténtico destino.
El dentista. Antología poética. Joaquín O. Giannuzzi. Colección Visor de Poesía. Volumen 615.
REQUIEM EN RE MENOR KV 626. I. Introitus. II. Kyrie (coro). W.A. Mozart.
Tags: Poesía, Giannuzzi, Música, Mozart Powered by Qumana
13 comentarios:
magnífica elegía al sillón de tortura de la medicina...
beso
yo iría a ese dentista, demuestra sensibilidad y buen gusto...
Besos
Qué menos que Mozart para el "Requiem" por una muela!
:)
sobre todo si es "la muela del juicio".
Ahora en serio, es uno de mis temas favoritos (éste de Mozart)
me ha encantado escucharlo aquí.
Un beso, Lucía
Voy a cambiar de dentista. No faltaba más. A mí que me pongan genios y no al Bisbal. Menuda diferencia!!!
Este blog es un remanso de paz.
kisses
Calla, calla..se me han puesto los pelos de punta !..y dices que silba mientras prepara la aguja ? Socorrooooo
Besitos
Hasta ahora he tenido suerte y no he necesitado al dentista, pero como cuando vaya vea que tiene hilo musical, salgo por pies.
Qué cosas, hay poesía hasta en el trono del odontólogo.
Fantástica pieza, mi Réquiem favorito junto al de Verdi y al de Brahms (y el del campesino español).
Besos
Lucía, no conocía a este poeta, y me ha encantado lo que nos has traído de él. Ya el título tiene su aquél, eh.
¡Gracias!
Un besote :)
Cuando tenga localizado el sitio dónde pasa consulta este dentista ya os aviso.
Abrazos.
Yo prefiero escuchar a Mozart descondicionado y no pendiente del trance que he de pasar. Decía Krauss (y yo estoy de acuerdo ncon él) que hay cierta música que se ha de escuchar en salas, teatros, ópera... Es un poco indigno presentar a Schubert en la sala de espera de un matasanos, como lo es escucharlo en los altavoces del supermercado, mientras eliges este o aquel producto de limpieza. ¿No crees?
Besos, Lucía.
Dédalus, tienes razón, pero yo iría más tranquila al dentista si supiese que voy a escuchar música que me gusta y me hace sentir bien. Eso me ayudaría a pasar tan mal trance con un poco más de confianza.
Besos.
¿Quien diría que terminaría gustándome un dentista? La música de Mozart (y tus letra) haciendo milagros ;)
Que dentista más atento, aunque a mi me da igual.
MIentras espero mi turno sólo puedo ir pensando en como me corre el miedo por todo mi cuerpo.
Un abrazo
Oh, oh... creo que coincidí el réquiem sin querer, jajaja, perdonarás la coincidencia niña Lucía, y qué espanto con el dentista ¿eh? que ese bzzzzzzzz que taladra el cerebro me da un cuscus de muerte, con todo y música clásica, por que en esos momentos ni Eros Ramazzoti me quita el susto del cuerpo si ese zumbido me llega.
Besos y un abrazote
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